viernes, 25 de septiembre de 2009

Hasta la próxima

Quería escribir una última entrada en este blog, terminar de contar la historia y darle un sentido al conjunto de pequeños relatos de mis vivencias, a pesar de la indignación de mi hermano (que dice que los blogs no es una cosa que se pueda terminar). Realmente en cierto sentido tendré en cuenta la opinión de mi hermano, con lo cual, en lugar de decir adios, diré "hasta la próxima" porque, nunca se sabe y el país vecino siempre me ha acogido de manera muy calurosa.
Así que en esta última entrada por el momento, quería recuperar las palabras que escribí tras mi vuelta de Lyon: las impresiones y sensaciones que han motivado una segunda visita a la Francia y quien sabe si una tercera, una cuarta... Aunque relativizando, puede ser que Francia no sea más que una metáfora, siempre podemos encontrar ese mundo nuevo cada día y decidir pegar el salto y ver más allá de nuestra verdad.

"Es la historia de un viaje donde la soledad será la viuda negra de mis raices y la madre de mis descubrimientos. Nunca hubiese sospechado lo que significaría mi viaje a Lyon...
Nunca sabemos hasta que punto nuestras raices determinan la forma de nuestro baile, hasta que una vez arrancadas, olvidas por completo como seguir el ritmo de la música. Yo no era consciente de la importancia que para mí tenía vivir en un entorno donde cuentas con una familia, un número de amigos más o menos limitado y todo un círculo enorme (tan grande que nunca me había dado cuenta de su dimensión) de personas que de una u otra manera te "conocen" y forman parte del paisaje que te encuadra, un pentagrama sobre el que se dibuja la música de ese baile insconsciente que conoces de memoria. Melodía llena de experiencias, momentos más o menos triviales, que enlazados, dan el sentido a tu próximo movimiento.
Quiero decir que una vez sales, pasas a ser ANÓNIMO, completamente un nadie más en el conjunto de viandantes con los que compartes las aceras de un suelo extranjero. Y tienes que reaprender a conocer el mundo, la gente, a querer, ...todos estos conceptos adquieren un nuevo significado. Resulta fascinante sentir tan fuerte el vacío que queda de vivir en la superficie, sentir el dolor de andar HUECO sin que tu corazón rallentice su latido ni tu sonrisa se quiebre en quejido, como te adaptas al ritmo y como todo empieza a transformarse... La necesidad de sentir algo de verdad llega a resultar asfixiante mientras sin advertirlo ESTÁS SINTIENDO, todo es más simple: me siento agusto/estoy incómoda, necesito tu presencia/me sobra incluso mi respirar, me siento viva/me marchito,...todo es mucho más visceral porque sientes sin tener consciencia de ello y de repente comienzas a SER.
Además he encontrado gente increíble que han estado ahí en mi ensayo de crearme: cuando no sabía acercarme, cuando las conversaciones simples eran la mejor manera de pasar el rato, cuando el simple hecho de verlos calentaba mi alma, cuando moría por una mano y no me salía la voz, cuando me sorprendía el sentir que (no sé por qué) era querida y alguien se regocijaba tambien en el calor de mi sonrisa.
Y lo que es más reconfortante es compartir esa acera con otros nadies que te dan nombre y te enseñan que el baile nunca se perdió, sólo cambió la música que sonaba. Despiertas de tu sordera y de repente te sientes más amplio y dejas lugar para que la luz se disgregue en todos sus colores."

Entre Francia y España

Antes de volver a España, paso de nuevo dos días en París para despedirme de amigas que conocí en Lyon (donde pasé mi primera estancia en Francia) y que hoy viven en París.
Toda la aventura francesa realmente comienza en Sevilla con una inscripción que después de haber dormido años en mi ordenador entre mis documentos, parte hacia el instituto de Médecine des Arts (hoy en día soy una fisioterapeuta con el diploma europeo de especialista en la reeducación del músico). Médecine des Arts se presentaba en mi pensamiento como la única ilusión perdurable tras perder lo más querido, tras querer despertar del dolor...
Esta decisión me lanza a buscar, de manera apresurada, algún medio para mejorar mi francés y poder comprender algo en el curso. Finalmente me echo a la calle y empapelo toda Sevilla desde la Macarena a Triana buscando a alguien para hacer un intercambio español-francés. Es así como conozco a Marion, una chica de Lyon que estudiaba como erasmus en la capital hispalense.
Trás las idas y venidas a Francia para los primeros seminarios del curso me doy cuenta que mi nivel de francés resulta muy deficiente, que difícilmente puedo pagar el curso y que quizás sea buena idea dar un salto.
Después de algunas dudas, decido mudarme a Lyon y quedarme durante el tiempo que duraba la formación. Como curiosidad, resaltar que en mi estancia casi no ví a Marion... pero fue a partir de ella y sobre todo de mi hermanito mayor francés (mis compañeros de piso mis primeras semanas en tierras galas) que mi vida allí se rodeaba de caras, encuentros, peldaños que subir y alguna mano que agarrar. Con sus más y sus menos, hoy, esta experiencia se ha convertido en una de las más enriquecedoras de mi vida. Dicen que el vacío deja el espacio necesario para tener la alegría de volver a llenarse...
Curiosamente algunas de las personas más importantes que conocí en este primer viaje, fueron las últimas que vi antes de volver a casa, tras mi nueva experiencia francesa.
Ni el principio ni el final de esta historia tienen lugar en Francia sino en Sevilla. Dos días más tarde de mi aterrizaje en casa, recojo a Dani en el aeropuerto, mi hermano mayor francés (que en verdad es de Barcelona) y que actualmente vive en Chicago. Y de esta manera se cierra el círculo. ¡No!, no me gusta pensar en círculos sino en espirales: otra nueva vuelta y el crecimiento hacia un nivel más alto.
Para terminar retomo una de esas frases que no sabes dónde has escuchado y que quizás no reproduzcas con palabras exactas pero que, sin embargo, resuenan en tu mente: crecer duele pero alimenta. En verdad nunca la había escuchado pero como no es demasiado brillante no quiero reconocer la autoría así que, ahí la dejo para quien en algún momento me la quiera plagiar.

j'aime plus Paris!!! (ya no me gusta París)

El pasado 30 de junio salí del aeropuerto de Sevilla con destino a París Orly a las 12h4o volando con Air Europa. Partía con mi violoncello como parte del equipaje y antes de facturar me acerqué al mostrador de la compañía para informarme sobre la posibilidad de que el violoncello viajase en la parte de la bodega que se encuentra presurizada y adaptada por tanto para el viaje de instrumentos musicales y mascotas. Desde allí tomaron mi violoncello y me dijeron que se trataba de un procedimiento rutinario y que no debía preocuparme, que mi instrumento viajaría en la bodega delantera (presurizada).
Cuando llegó el momento de volver a España, no lo dudé y reservé mi billete de nuevo con Air Europa, debido al buen trato recibido. Una vez en el aeropuerto de París, comienzan los problemas. Cuando voy a facturar y reclamo los mismos servicios recibidos en el aeropuerto de Sevilla me dirigen hacia el mostrador de la compañía en tierra para informarme. Allí soy atendida por una señora sudamericana de unos 40 años, que al plantearle mi problema y contarle como sucedieron los hechos en Sevilla, me pone por MENTIROSA diciendo que es imposible que hubiese viajado con esa "MONSTRUOSIDAD" sin solicitar un permiso especial. Tras insultarme a mí y a mi violoncello, en lugar de realizar llamadas para solucionar mi problema, llama a compañeros para demostrar que es imposible que en Sevilla hubiesen llevado mi violoncello a la bodega delantera como algo rutinario y sin demandarme ningún tipo de reserva especial. La señora propone incluso que viaje dejando mi violoncello en tierra. Finalmente desde Palma me conceden un permiso especial y su compañera (mucho más agradable y correcta) me explica el procedimiento a seguir para otro hipotético vuelo con un instrumento musical.
A pesar de que al final todo se resolviese, aún sigo indignada por el trato recibido por aquella señora.
Confio en que se ocuparán de este incidente.
Gracias.
Alicia Carrasco
Esta es la reclamación que acabo de poner a la compañía y que llevo unas tres horas intentando enviar por internet sin éxito. Pero como todos los sevicios de reclamación, bien tienen largas esperas, o te cobran una pasta, o misteriosamente no funcionan (qué casualidad!). Y me pregunto, ¿Dónde se reclama por la falta de eficacia del sistema de reclamaciones?, en otro teléfono que es aún más caro, al que tambíen he llamado y colgado sin resolver el problema tras estar cansada de escuchar una musiquita y al pensar que no quería arruinarme de esta manera, es mejor invertir en ahogar las penas en alcohol :P

lunes, 21 de septiembre de 2009

paella de despedida


Último fin de semana, de nuevo no encuentro mejor forma de despedirme de mis gabachos que con una buena paella. Mis invitados eran mis compañeras de piso, mi colega fisioterapeuta y algunos de mis pacientes, mi única fuente social, aunque he de admitir que tuve mucha suerte de encontrar gente tan adorable en el gabinete.
Invité a cinco de mis pacientes entre un total de ocho con los que me hubiese gustado compartir la comida pero me las arreglé después para despedirme del resto compartiendo alguna simpática velada en mis 2 últimos días.
Lo mejor fueron los preparativos para una paella para 10 personas. Hice las compras el sábado con un paciente que se ofreció a acompañarme: cantidades industriales de verduras, gambas, calamares y 1 pollo de ojos azules (eso dijo el tendero)!, todo el mercado estaba al corriente de que una verdadera española iba a preparar una verdadera PAELLA! y ahora tengo que enviar la receta y compartirla con los Brestoises ;)
Y finalmente el domingo era el gran día y el gran reto: cocinar la susodicha paella. De nuevo, con la ayuda de un paciente, mi Kevin como pinche. Además de mis invitados les dije a mis compañeras de traer a alguien más porque me salió un paellón y no quería que acabara en el cubo de la basura. Fue divertido juntar a tanta gente distinta que no se conocían entre sí y que sólo tenían en común el ser personas afines a mí, sobre todo porque gracias a estas interacciones fuera del gabinete, se sembró la semilla del amor entre dos de mis favoritos :) Y de esta semilla, nació el "peaso" girasol que me entregó como regalo una de las invitadas de mi compañera de piso, creo que es el regalo más original que haya recibido nunca.

lunes, 14 de septiembre de 2009

naufragando en normandía

Penúltimo fin de semana, ¡RESERVADO!, fin de semana romántico, coche de alquiler y rumbo a Normandía para pasar unas minivacaciones con Kevin (esto era lo previsto pero a lo largo de estas líneas comprenderéis porque el título del post es NAUFRAGIO y no "el barco del amor" por ejemplo...)
Tras una reserva de alquiler de coche bastante interesante por internet (pagada con la tarjeta de una amiga, detalle importante más adelante), en la casa donde debía recogerlo me retienen una cantidad de dinero bastante importante de mi tarjeta que no acabo de entender en concepto de qué se deposita, pero me pareció que era una especie de fianza o algo.
El comercial me oferta un seguro a todo riesgo para los dos días, idea que descarto porque ya el fin de semana venía bien cargadito de gastos y yo no nado en la abundancia. De vuelta al gabinete para recuperar algunas cosas, me como enormemente la cabeza y decidimos volver para contratar el seguro. En este momento Kevin descubre que uno de los neumáticos está completamente deshinchado, así que la tarea de pedir el seguro se vuelve un tanto engorrosa.
Le explicamos al comercial cómo tras unos minutos de reflexión consideramos que era mejor contratar el seguro y que nosotros no teníamos nada que ver con el desinflado de la rueda, no habíamos hecho ni un kilómetro (tan sólo habíamos ido al gabinete, a menos de 5 minutos en coche), y antes no se nos había ocurrido mirarlo. El buen hombre le echa un buen vistazo al coche y nos entrega otro, esta vez pago el seguro muy agusto porque cada vez que pienso lo que podía haber pasado en la autopista con el Citroen C1 con un neumático vacío, me parece muy razonable pagar 35 euros por poder seguir viva.
Yo al volante, Kevin con el mapa, pero ni mucho menos entregado a su tarea, estaba distraído y ni siquiera yo formaba parte de su distracción, en fin lo que se dice un viaje romántico. A esto le sumamos que estaba en pleno síndrome premenstrual y bueno imaginar el resultado del cóctel. Super buen ambiente en el coche cuando nos perdimos por primera vez y luego una segunda, una tercera, una cuarta!,... Al final yo al volante, al mapa y a aguantar los morros bien apretados para no decir nada desagradable. En fin pero llegamos al Mont Saint Michel y se olvida todo, te envuelve la belleza, un lugar casi imposible, una ciudad en espiral que culmina en un gran castillo medieval y todo el conjunto rodeado de agua por todas partes.
Por la noche llegada a Ouistreham, la playa de Normandía donde tuvo lugar el primer desembarco, los británicos, una preciosa playa totalmente llana que se extendía a ambos lados hasta donde llega la vista, sobrecogedor, imposible no revivir las imágenes que hemos visto tantas veces en las películas con todos los soldados arrastrados por las olas hasta la orilla. Dormimos en el coche, en el puerto, primera vez que hago algo así sin estar de festival (viva el Esparragorock), yo en el asiento del copiloto y Kevin en el maletero, atravesado y con las piernas encogidas.

Momento inolvidable el despertar, desde el retrovisor derecho comienzo a ver los diferentes colores que tiñen el cielo al amanecer y mirando a través del parabrisas, la playa que se ve a lo lejos. Luego, recorrido a través de las diferentes playas del desembarco, dos cosas a remarcar: el impacto de nadar entre pedazos de bunker anclados en la orilla y entre las olas como si fueran islas flotantes, recuerdos del horror; y lo segundo, la point du hoc, realmente la catedral de la masacre, cráteres del tamaño de una casa, uno trás otro, de más de 3 metros de profundidad; un bunker totalmente conservado; los impresionantes acantilados que tuvieron que escalar los americanos contrarreloj durante el desembarco, escalofriante.
De vuelta a casa, con los ánimos más calmados y una ambiente más COOL en el coche, se rompe la magia y empiezan los problemas al caer la noche. Primero: mi adorable copiloto decide que está muy cansado y que va a dormir, yo le pido expresamente que no lo haga, que yo también estoy cansada pero que entre los dos es más llevadero, y que me gustaría que me ayudase a sobrellevar la monotonía de la carretera en una vía no demasiado bien iluminada, él se duerme, yo subo la música y dejo hervir mi mala leche para sorprenderle a su despertar con las burbujas que salían por mi boca tras una buena ebullición. Y en segundo lugar, como guinda: tenemos que rellenar el depósito de carburante, salimos en una gasolinera a 200 km de Brest totalmente abandonada, el servicio se paga con tarjeta de crédito y la máquina simpática no acepta ninguna de mis dos tarjetas, llamamos a Anael (la chica con cuya tarjeta alquilamos el coche) para pedirle el código de su tarjeta, que yo tenía en posesión por si me la pedían para retirar el coche, por supuesto, imposible localizarla. A todo esto eran las 10 de la noche (tarde para estar en Francia e intentar buscar soluciones o hacer llamadas un domingo), cuando consigo calmarme, en un momento de lucidez veo una persiana que baja en una casa próxima, sin dudar me dirijo a la casa, me abre una mujer y le explico la situación. La buena señora paga con su tarjeta de crédito y yo le reembolso al contado. Pero por desgracia, la cosa no acaba aquí, al llegar a Brest, había que volver a llenar el depósito completo para la entrega del coche. Finalmente Anael me devuelve la llamada y nos da el código, pero como no era nuestro día de suerte, a la 1 y media de la mañana y tras 3 intentos en tres gasolineras distintas, desistimos, la respuesta es siempre "pago denegado". Al día siguiente, Kevin debía volver a la oficina a primera hora, explicarle al hombre la situación y acompañarlo para llenar el depósito. Iría él porque quería compensarme un poco por el viaje y porque él, a diferencia de mí, no trabajaba el lunes. Por supuesto, llegó tarde, habiendo podido costarme un ojo de la cara si hubiesen decidido multarme, pero todo salió "bien".

Aún queda la última sorpresa, el dinero que me habían retenido, formaba parte de la factura real, cuando veo la factura final de un importe de 235 en lugar de los 71 euros marcados en la página, pongo mi reclamación. Al final se puede decir que todo se soluciona, la compañía de internet queda de acuerdo en reemblosarme la diferencia (ya que me cobraron por km y en la publicidad se ofertaba km ilimitado!y nosotros hicimos la friolera de 1000km), único problema, que la tarjeta con la que se hizo el pago y por tanto la única de la que tenían constancia en la oficina de internet, era la de mi amiga y no la mía, y además dos días más tarde yo salía para España. Mi amiga me hizo un cheque y creo que ella ha recibido el dinero en su tarjeta, aunque realmente, no lo sé.
Con Kevin todo acabó bien, una noche de sueño reparador (cada uno por su lado) y un poco de cariño es suficiente para cicatrizar pequeñas heridas.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Fin de semana de retraso

Al final llegan las esperadas visitas, tras la super publicidad que he intentado hacer del finisterre francés, las fotos tan acogedoras que os envié de mi casa, la tentación de respirar a mi lado el aire del fin del mundo..., sólo una visita en el verano :( Lo sé, lo sé, estamos en crisis y además el mundo de la aviación en lo últimos tiempos ha pinchado demasiadas ruedas...
En fin, finalmente, el 14 de agosto desembarca en Brest la incombustible Clara (compañera española en la formación de Médecine des Arts), la visita garantizada cada vez que me instalo fuera de las fronteras hispánicas, el puente que garantiza mi unión franco-española.
Por supuesto, teniendo en cuenta que sólo tenía una visita, el fin de semana estaba preparado al milímetro, no faltaría una gran cena de acogida y una buena sidra bretona para brindar. Ya desde su llegada, empezamos con los RETRASOS, nada importante, Clara se había equivocado de hora, el tren llegaba una hora más tarde.
Luego en mi super acogedora casa y tras una super cena y una pequeña, pero certera dosis de alcohol, el sueño cae a plomo sobre nuestros hombros. Planificando el sábado y teniendo en cuenta el nivel de cansancio de las tres tras toda la semana de trabajo, RETRASAMOS la hora de salida. Los planes para el sábado eran la asistencia a la I edición del festival de música "La fête du bruit" (la fiesta del ruido) en Landeranau (un pueblo super pequeño, muerto en verano. El festival es uno de los planes de dinamizar el turismo en la localidad).
El interés de salir relativamente temprano residía en el hecho de que dependíamos del tren y la única opción sin coche, era acampar en la zona; la falta de camping en la localidad y la adecuación de unas pequeñas instalaciones para los posibles camperos, apremiaban nuestra salida para conseguir un pedazo de tierra (aunque siempre nos quedaría la acampada urbana, en el más mínimo trozo de césped disponible en pleno centro del municipio)
Un pequeño detalle olvidado por mí en la previsión de nuestro super fin de semana fue el hecho de que el sábado era 15 de Agosto!!!, día de fiesta y por lo tanto un mal día para coger un tren... Esta situación añade al RETRASO voluntario (para no madrugar), el retraso impuesto por la falta de trenes desde las 11 hasta las 14h! El festival empezaba a las 16h30, pero había que guardar la calma y la sonrisa y pensar que todo saldría super bien. Entre tanto, un almuerzo a lo Bretón, un buen Crêpe salado y sidra de la casa!
Realmente fue un super festival aunque con una organización precaria en lo que concernía al parking y el camping, que acabaron instalados en el mismo espacio, debido a la falta de indicaciones claras. Esto convirtió al camping en un reducto hippy de furgonetas, coches, alfombras e iglús que flotaban sobre el suelo (porque no había forma de clavar la tienda en ese terreno).
Nosotras, tras mi desestressación, y la "instalación" como se pudo de la tienda, a beber, que es lo suyo en un festival, en nuestra parcelita de camperos/campistas, nada de banalidades, al buen ron pampero con naranja! Durante el proceso de búsqueda del puntillo, nos vemos interrumpidas, en medio de la emergente euforia, por unos agentes de policía super simpáticos que nos invitan a trasladar nuestra tienda fuera del parking a unos 2 km de allí, nos comentan que este espacio está concebido sólo para el parking y que durante la noche la GENDARMERIE francesa (los picoletos) podría pasar y desinstalar nuestro nido con maneras no demasiado educadas. A mí se me baja el alcohol de golpe y la sonrisa se me vuelve angustia, las niñas me invitan a beber y me convencen que no son más que amenazas, que había más de 30 tiendas a mover (cuyos habitantes ya estaban en el concierto) y que no harían nada porque la culpa era realmente de la mala organización y porque los picoletos son necesarios para cosas más importantes durante un festival con miles de bretones ebrios (hay que ver como beben por aquí!!! increíble!!! son los irlandeses franceses)
Finalmente el señor Pampero me devuelve el buen humor y me tatúa una bonita sonrisa en la cara. Llegamos sobre las 6 de la tarde a los conciertos, lleno absoluto y buen ambiente, 3 barras, un gran escenario con muy buen sonido y UN SUPER DÍA DE SOL! Todo pasa muy bien salvo los momentos en los que mi cabeza vuelve al camping e imagina a los simpáticos gendarmes cortando con unas super tijeras la tienda (que me ha prestado mi colega a la que sustituyo) y tirando por tierra todos nuestras preciosas pertenencias abandonadas en el camping flotante.
De vuelta al camping, la tienda sigue majestuosa, de pie, en su sitio, ofreciéndonos un suelo muy estable y resistente, dicen que las superficies duras son mejor para la espalda... yo como fisioterapeuta y como usuaria, me atrevo a ponerlo en duda.
Al día siguiente desintalamos el campamento base a la hora prevista bajo una lluvia incesante (super práctico para plegar una tienda) y cogemos el tren en punto para llegar a Brest, soltar algunas cosas y coger un barquito rumbo a Crozon, una península de playas salvajes y las increíbles formaciones rocosas típicas del "fin del mundo". Trás una paradita en el gabinete, salimos con RETRASO y perdemos nuestro barquito, por suerte hay otro que nos lleva a una localidad en la misma península aunque menos interesante, siempre nos quedaba la posibilidad de un taxi (que costaba unos 20 euros ida, 20 vuelta)
En fin, como en tiempos de crisis no está la cosa para despilfarrar, decidimos ir a pie hacia Camaret, a unos 8-10 km de la localidad donde desembarcamos. El sol comenzaba a salir y el paisaje invitaba al paseo, así que entre canciones infantiles y clásicos del pop español que no acababamos de poner en pie, transcurrió más de hora y media de paseito. Finalmente a la llegada, el almuerzo se convertía en una necesidad, necesidad que nos costó la mayoría del poco tiempo que nos había quedado para visitar la ciudad. Así que al final, la visita se quedó en el paseito y el almuerzo mirando al mar, nada mal si no fuera porque de nuevo el RETRASO nos dejaba totalmente fuera de mi perfecta planificación de visita de unos de los lugares más hermosos de todo el finisterre, y por supuesto la consiguiente frustración y la cara larga ( me sentía responsable del fracaso del fin de semana, fracaso sólo percibido por mí, las niñas estaban super contentas).
Finalmente las acompaño a la estación y las niñas me recuerdan que ME TENGO QUE RELAJAAAAAAAAAAAAAR y es verdad, debo aprender la lección para la próxima y ser más COOL! (como dicen por aquí)

martes, 25 de agosto de 2009

Alergias, alergias y mas alergias! Reencuentro con el sistema sanitario francés

Nunca olvidaré la voz de mi madre explicandome porqué no podia ir a una excursion: "seguro que te entran ganas de ir al bagno y no puedes ir, o te pones mala, o te pierdes"
Hoy cada vez que salgo de casa de viaje, viejos fantasmas caen sobre mi pero hoy cuento con un armamento de una potencia considerable para hacer frente a mi sombra gafe.
En esta ocasion, desde mi llegada a Brest, empiezo con una buena crisis de alergia al polvo y la humedad de la biocasa (primera caja de pastillas), a mi primera alergia le sumamos una segunda a los gatos (segunda caja de pastillas), luego viene el episodio de las pulgas y una urticaria terrible a causa de que, en estos momentos, mi piel es hipersensible (tercera caja de pastillas). A continuacion viene el episodio que ha motivado que escriba este nuevo capitulo en mi blog, porque lo que os he contado hasta ahora, no son mas que banalidades.
A la vuelta del festival de Astropolis, y tras una reposante magnana de domingo de suegno, a las 3 de la tarde me dispongo a preparar una paella para compartir con Kevin. El sabado por la magnana en el mercado habia comprado todo lo que me hacia falta, por supuesto necesitaba tanto pimiento rojo como el pimiento verde alargado tipico del picadillo. Me permito hacer una pequegna aclaracion de vocabulario para hacer mas comprensible la historia: en francés, pimiento se escribe "poivron", "piment" en espagnol seria el pimenton super picante (no recuerdo su nombre exacto). En fin, resulta que durante mi compra encuentro preciosos "piments" con una apariencia muy similar a nuestro pimiento espagnol, y ahi viene el doble engagno, el primero a la vista y el segundo por la semejanza en el nombre "piment" y "pimiento".
Me permito hacer una segunda aclaracion, el domingo por la magnana cuando volvimos después de pasar toda la noche en el festival, me apliqué mis cremitas del tratamiento para que mi piel no se reseque, antes de dormirme. En realidad al despertar deberia haberme rehidratado, pero no lo hice, tenia HAMBRE.
Y manos a la obra, comienzo a preparar la paella. Primero pico las zanahorias, el pimiento rojo y AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! el "piment" verde. Mientras lavo el supuesto "pimiento verde" me toco mi cara reseca tras haber pasado 7 horas en la cama y comienza el drama.
Mi ojo derecho se cierra por completo y soy incapaz de abrirlo, me duele, quema, comienzo a gritar como una posesa y corro al cuarto de bagno, Kevin alarmado detras mia, preguntandome qué ocurre (tambien gritando, lo cual ayuda mucho en momentos de crisis). Mientras me lavo el ojo, en lugar de mejorar, cada vez me quema mas y ahora ademas empieza a arderme toda la cara. Cada segundo que paso sin tener la cara sumergida en agua, es como si tuviera fuego en la piel, le explico como puedo a Kevin lo que le sucede sin dejar de gritar de dolor y le pido que llame a urgencias. En este momento tengo los dos ojos cerrados y la piel en fuego vivo, preguntandome si podré volver a abrir los ojos alguna vez (sé que suena muy dramatico pero yo soy asi de tremendista, que le vamos a hacer). Por supuesto por telefono nos dicen que vayamos al hospital, llamo a mi secretaria para que nos lleve o nos de otra solucion. Ella nos da el telefono de un servicio de médicos a domicilio. Entre tanto ha pasado una hora u hora y media en la que Kevin y yo no hemos parado de gritarnos por diferentes razones, guiados por los nervios. Mis pequegnas inmersiones en agua helada comienza a dejarme abrir los ojos y a calmar el ardor de mi piel, llega el médico y tras su elocuente diagnostico de reaccion alérgica desconocida (quizas al "piment", quizas a mis cremas, mis pastillas... sin concretar), me da mi cuarta cajita de pastillas.
A las 5 de la tarde comemos una deliciosa paella con "piment" (picado por Kevin, porque el anterior lo tiré directo a la basura y yo tenia miedo de picar otro) y es en ese momento en el que me doy cuenta que el "piment" no es lo mismo que el pimiento, justo en el momento que descubro que mi paella esta especialmente BIEN PICANTE.
Dicen que el picante es afrodisiaco, pero yo puedo a aportar, que EXCEPTO después de dos horas de gritos intercambiados entre dos personas como la pelota en un partido de tenis...